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La escasez de gas y el mantenimiento impiden el funcionamiento de dos plantas de YPFB

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Dos importantes plantas que opera la estatal petrolera, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) se encuentran con sus actividades paralizadas, debido a falta de gas y mantenimiento, según dos expertos que tuvieron acceso a información y testimonios desde el interior de la empresa.

El caso más significativo, aunque es repetitivo, es el de la Planta Amoniaco Urea (PAU), “Marcelo Quiroga Santa Cruz”, que hasta ayer jueves llevaba 23 días sin operar, según el ex ministro de Hidrocarburos y analista, Álvaro Ríos. “Tengo pruebas. La planta de urea está parada hace 23 días y va a estar parada, por lo menos unos 45 a 60 días más, depende del tiempo que logren hacer el mantenimiento”, señaló.

Según las pruebas de Ríos, hubo daños en el intercambiador de calor, que comprometieron una serie de tuberías, que el personal de YPFB se encuentra analizando si se reparan o se reemplazan, incluyendo el caldero entero. “Hay varias decisiones que tienen que tomar y, mientras tanto, la planta va a estar parada”, indicó Ríos.

La PAU fue construida cerca a la localidad de Bulo Bulo, en el trópico de Cochabamba, con una inversión de $us 953 millones, un crédito a 20 años otorgado por el Banco Central de Bolivia (BCB). La inauguración la encabezó el entonces presidente, Evo Morales, el 14 de septiembre de 2017, cuestionado por la decisión de construir una factoría de ese tipo, alejada del principal mercado, Brasil.

De acuerdo a la contabilidad de Álvaro Ríos, desde su inauguración, la planta ha tenido como 30 paralizaciones por razones técnicas y el perjuicio varía entre $us 23 a 27 millones por mes de exportaciones se pierden. 

“Es un perjuicio muy grande porque esa planta ha estado parada demasiadas veces y tiene problemas desde que se la puso en marcha. Por eso es que insistimos, Bolivia tiene un modelo equivocado con un Estado empresario. Porque si nos vamos a las plantas de urea que hay en Argentina o en el mundo, solamente paran cada dos años, unas tres semanas para un mantenimiento. Después no paran, pero la planta de Bulo Bulo, como dice Doña Amalia Pando, es un arbolito de Navidad, se prende y se apaga”, expresó.

El analista sostuvo que al problema se añade la falta de recursos de YPFB para importar los insumos que necesita para repararla, además de su desacertada ubicación, falla porque es difícil conseguir operarios y porque la empresa es ineficiente. 

“Es una empresa estatal que está politizada y, claro, esto redunda en que el Banco Central, a través del presidente Arce, le ha prestado a la YPFB cerca de mil millones de dólares que no se pueden recuperar, entonces esa planta es un pasivo porque produce dos meses sí y tres no. Con todos los paros que ha tenido no cubre ni el costo operativo”, apuntó Ríos. 

Segunda planta paralizada

El analista energético Germán Richter aseguró a EL DEBER que el jueves se cumplieron tres días de paralización de la planta de gas licuado de petróleo (GLP) contigua a la Planta Separadora de Líquidos “Carlos Villegas”, ubicada en el municipio tarijeño de Yacuiba, fronterizo con Argentina.

Richter afirmó haber recibido la noticia, de primera mano, y corroborada al interior de YPFB. “Ocurre de que no hay materia prima (gas rico en líquidos) para que esa planta funcione. No le han hecho mantenimiento y no hay equipos para que puedan operar”, reveló.

Al mismo tiempo detalló que la planta de GLP también es envasadora en garrafas y es una de las más importantes del país, porque envía el carburante, vía poliducto, a otras envasadoras regionales como las existentes en Santa Cruz y Cochabamba.

“Si usted no tiene choclos para hacer tamales, no va a fabricar tamales. Y esa es una de las consecuencias de la escasez de gas que se viene anunciando. Es grave la situación, porque eso va a afectar, de sobremanera, a las amas de casa y a la canasta familiar”, sostuvo.

El analista explicó que la planta en cuestión es la que recibe el GLP de la planta separadora de líquidos, que a la vez recibe la producción de gas natural de los campos de la región, como Sábalo, San Alberto y Margarita. “Mis fuentes son demasiado confiables, me han dicho que no hay gas, no hay plata y ni va haber”, resaltó.

La Planta Carlos Villegas fue inaugurada también por Evo Morales, el 25 de agosto de 2015 y demandó una inversión de alrededor de $us 700 millones, provenientes de un crédito del BCB. Las autoridades de ese entonces aseguraron que se trataba de una de las tres plantas más grandes de Latinoamérica, porque procesaría 32,2 millones de metros cúbicos día (MMmcd) de gas natural, para producir 2.247 toneladas métricas día de GLP, 3.144 toneladas métricas día de etano, además de 1.044 barriles de isopentano y 1.658 barriles diarios de gasolina natural.

Según información de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), en el país existen 27 plantas engarrafadoras de GLP, propiedad de YPFB, y cinco engarrafadoras privadas.

Declinación de producción

El analista especializado en hidrocarburos de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez, anunció que a enero del 2025 la producción de gas natural cayó un 56% en relación a lo que se producía en el 2015 y el consumo actual del mercado interno tiende a equipararse a los volúmenes de exportación.

De acuerdo con datos de Jubileo, de los 25,4 MMmcd producidos en enero, el 51% ha sido exportado y el 49% fue para el mercado interno. “Esa tendencia probablemente va a seguir, en la medida que la producción siga cayendo y no haya nuevos descubrimientos (de gas) que permitan revertir esa tendencia”, advirtió Velásquez. 

Destacó el crecimiento del consumo en el mercado interno, debido a la política gubernamental de masificación del uso del gas para la economía, es decir, para la industria, para el parque automotor y para gas domiciliario. “Hasta el año 2015 se exportaba el 80% de nuestro gas y un 20% venía al mercado interno (...) Pero desde 2022 se ve una tendencia a la disminución”, detalló.

A su vez, advirtió que las plantas construidas por YPFB, como la separadora de líquidos de Yacuiba, sufre las consecuencias de la baja producción de gas. “La planta Carlos Villegas tenía sentido en la medida en la que exportábamos gas a la Argentina, porque salía una importante corriente de gas rico, se sacaba el propano, el butano para obtener GLP. Pero desde octubre del año pasado, ya no estamos exportando a la Argentina, salvo en noviembre, que hubo una exportación de 1,2 millones de metros cúbicos por día, en promedio”, señaló. 

Velásquez recordó que Bolivia importaba GLP hasta 2013, pero con las plantas separadoras de Río Grande y Yacuiba, incluso se logró exportar. “Desde Jubileo estimamos que, desde 2026, probablemente tengamos que importar GLP nuevamente y, desde 2029, una parte del gas natural que se consume. Obviamente eso es dinámico, depende mucho de que se encuentren yacimientos importantes (de gas) que puedan frenar esta caída, pero si eso no ocurre, eso nos va a llevar a un debate más amplio sobre el tema de la subvención y eso implica que estaríamos importando gas natural y GLP a precio internacional.

 

eldeber.com.bo