El Parque Nacional Carrasco, una de las joyas naturales más valiosas de Bolivia, enfrenta una nueva amenaza: la apertura ilegal de caminos dentro de su territorio.
Mientras las autoridades del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) y la dirección del parque mantienen silencio o inacción, maquinaria pesada y grupos vinculados a sindicatos interculturales intentan ingresar al área protegida con el fin de abrir vías clandestinas, de acuerdo con la denuncia efectuada ayer en redes sociales por la organización Artexlavida.
Investigaciones recientes confirman que entre octubre de 2024 y febrero de 2025 se abrieron al menos cuatro caminos ilegales dentro del parque, algunos impulsados por sindicatos tanto legales como ilegales, en zonas de protección estricta.
Estos caminos suman decenas de kilómetros y se localizan en áreas conocidas como Campamento, Carmen Pampa, Yungas Perguantío, Macho Yungas y Pampas Amarías.
La ingeniosa apertura de estas vías no solo facilita el avance de cultivos ilícitos como la coca, que ha crecido en un 38% en la zona, sino que también pone en riesgo ecosistemas cruciales y especies emblemáticas como el jaguar, el oso jukumari y el puma, así como aves únicas que habitan exclusivamente en este parque.
El Parque Nacional Carrasco, con sus 622.600 hectáreas, se encuentra en el departamento de Cochabamba y representa una de las áreas protegidas con mayor representatividad ecológica y biodiversidad del país, solo superada por Madidi.
En él conviven ecosistemas que abarcan desde bosques amazónicos hasta la puna, creando un refugio vital para numerosas especies y un aporte esencial para la conservación de agua y la estabilización de suelos.
La apertura de caminos ilegales produce deforestación, erosión, pérdida de hábitat y reduce la capacidad del bosque para retener agua, afectando además la calidad de vida de las comunidades aledañas.
Organizaciones ambientalistas y comunitarios han emitido reiteradas alertas sobre la situación, pero la respuesta oficial es débil o inexistente.
En este contexto, los denunciantes exigen con urgencia que el Sernap y la Dirección del Parque actúen de inmediato para detener estas prácticas destructivas.
La amenaza no es solo ambiental, sino también social y jurídica, pues existen procesos penales abiertos contra invasores y destructores, aunque la fiscalización sigue siendo limitada.
No se puede permanecer indiferentes ante esta constante agresión al Parque Nacional Carrasco. Cada camino ilegal significa menos bosque, menos agua y menos vida para Bolivia.
La conservación de esta área protegida es vital para preservar su biodiversidad única y garantizar el bienestar ambiental presente y futuro. Es imprescindible exigir acciones contundentes para detener la destrucción y mantener al Carrasco como bosque, vida y agua para las generaciones venideras.
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